Junto a Él daremos frutos Promesas (Barquisimeto 30/09/2023)


En un ambiente familiar, alegre, esperanzador y caluroso, el pasado sábado 30 de septiembre de 2023 se llevó a cabo en la ciudad de Barquisimeto, estado Lara, las promesas  como Salesianos Cooperadores de Leibas Jiménez, Carmen Torrealba, Yebexi Graterón y Alejandra Rodríguez, del Centro María Mazzarello. Son las primeras promesas después de la pandemia que azotó al mundo entero, por tanto también es un signo de esperanza, porque a pesar de las limitaciones de encontrarnos presencialmente, éstas hermanas perseveraron en la oración y la formación. 

La Celebración fue presidida por el Padre David Marín, Delegado Inspectorial de los Salesianos de Don Bosco para los Salesianos Cooperadores en Venezuela y lo acompañaron el Padre José Luis Lofrano, Párroco de la Parroquia María Auxiliadora de Boleíta y el Padre Balbino Ángulo, Párroco de la Parroquia San Lorenzo Mártir de Barquisimeto; también estuvo presente Sor Alicia Boscán, Delegada Provincial de las Hijas de María Auxiliadora para los Salesianos Cooperadores en Venezuela y por supuesto el Consejo Provincial de los Salesianos Cooperadores en Venezuela.

Con la presencia de miembros de la familia Salesiana, familiares, catequistas, docentes del Cecal María Mazzarello y fieles de la capilla, se realizaron estas promesas, que renuevan la Asociación de Salesianos Cooperadores y acrecientan el compromiso apostólico de los hijos de Don Bosco, en favor de la juventud. Acompañamos en la oración a estas hermanas que ahora inician un nuevo camino: ser salesianas en el mundo, como lo soñó Don Bosco. 

¡Que Dios y María Auxiliadora siga bendiciendo a la Familia Salesiana con muchas santas vocaciones en cada uno de los grupos de nuestra querida regiòn de Venezuela





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Encuentro Virtual de Coordinadores y Formadores de Venezuela

 



Desde el Consejo Provincial de Salesianos Cooperadores de Venezuela, queremos expresar nuestro más sincero agradecimiento a quienes hicieron posible con su participación al encuentro que tuvo lugar ayer 8 de septiembre, un día tan significativo en la vida de la Iglesia. Día de la Virgen María en su cumpleaños, en honor a la Virgen del Valle y, de manera especial, en honor a la Virgen de Coromoto, nuestra patrona, nos reunimos como Coordinadores y Formadores de los Salesianos Cooperadores de Venezuela con la plataforma de google meet  

.Este encuentro fue un momento invaluable de reflexión, intercambio y crecimiento. Se abordaron temas cruciales relacionados con la formación y el discernimiento, y se compartieron experiencias de diferentes centros. Fue un testimonio claro de la unidad y el compromiso de nuestra comunidad en la búsqueda de la excelencia en la formación de nuestros miembros.

A pesar de las dificultades técnicas que algunos enfrentaron con la conexión a internet, cosa que impidió que otros se hicieran presentes, se permitió lograr lo esperado; poder comunicarnos. Esto es un testimonio de la pasión y el compromiso que cada uno de ustedes tiene por nuestra asociación.

Queremos expresar nuestro agradecimiento a Dios por permitir que este encuentro se llevara a cabo y por haber iluminado nuestras conversaciones. Agradecer a cada uno de ustedes por su contribución y dedicación a la formación y contribuir con nuevas promesas de personas comprometidas en la vocación y su opción de vida laical.

Este encuentro nos ha inspirado a seguir trabajando juntos y fortaleciendo nuestra fraternidad. Como resultado, hemos planificado futuros encuentros que serán esenciales para mantenernos actualizados y continuar creciendo como hermanos.

En resumen, queremos expresar nuestro profundo agradecimiento a todos ustedes por su compromiso, dedicación y pasión por la causa de Padre Don Bosco. Que la Virgen María, en su día especial, continúe intercediendo por nosotros y guiándonos en nuestro camino como Salesianos Cooperadores.




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La experiencia sinodal según el Proyecto de Vida Apostólica

"La experiencia sinodal en el Proyecto de Vida Apostólica de los Salesianos Cooperadores: comunión, misión y participación"

La experiencia sinodal según el Proyecto de Vida Apostólica

Material proporcionado de la reflexión del Padre Rafael Andrés Borges, SDB para el Retiro Espiritual de los Salesianos Cooperadores de la ciudad de Valencia 

(Venezuela, 25 de marzo de 2023) 

El camino evangelizador de la Iglesia es una experiencia constitutiva porque forma parte de su identidad; Jesús llamó a sus discípulos y conformó a los doce apóstoles para que estuvieran con Él y participaran de su misión, transitando juntos los senderos de la humanidad para el anuncio del Reino de Dios en sus contextos culturales y geográficos. Por eso mismo, la misión evangelizadora, el sentido de la Asamblea de los bautizados en Cristo, se desarrolla por medio de la comunión y la participación; antes de ser una logística o una planificación pastoral, es un dinamismo de fe que forma parte del misterio y la gracia de ser parte de la Iglesia de Jesucristo.

Esta reflexión hoy se inspira en las palabras claves de la experiencia sinodal en la Iglesia: comunión, misión y participación[1]; las vamos a resaltar en los Estatutos del Proyecto de Vida Apostólica (PVA) de la Asociación de los Salesianos Cooperadores[2]

La experiencia sinodal es caminar juntos, como hermanos, al encuentro del Señor; y tiene su raíz en la gracia del Bautismo (cf. Proemio, a; 32.1); desde esa fuente, el PVA ofrece un camino de santificación en el ejercicio de la caridad en la dedicación al trabajo por las salvación de la humanidad y de la creación (cf. Proemio, c; Est, 2.2; 7c; 8.4; 9.1; 27.1.3; 41)[3].

 Comunión

La Pía Unión de los Cooperadores Salesianos es en la Iglesia, uno de los numerosos modos que inspira el Espíritu Santo para vivir la gracia y la tarea de la koinonía; por la mediación de San Juan Bosco, irradió la caridad educativa del Buen Pastor (1a; 3.3; 4.1; 10; 14.1b).

San Juan Pablo II nos dejó, como parte fundamental de su legado y testimonio, la espiritualidad de la comunión[4]; al explicarla, se remontó a la vida trinitaria. El PVA lo deja plasmado cuando establece una de las actitudes propias del Salesiano Cooperador: sentir a Dios como Padre y amor que salva; encontrar en Jesucristo a su Hijo Unigénito, apóstol perfecto del Padre; vivir en intimidad con el Espíritu Santo, animador del Pueblo de Dios en el mundo (2.2a).

La Asociación vive una especial relación de comunión con la Sociedad de San Francisco de Sales (5b) y con los demás grupos de la Familia salesiana de Don Bosco (6).

La experiencia de comunión se refleja en varias dimensiones: con el testimonio de la pobreza evangélica, los Salesianos Cooperadores administran los bienes que se le confían con criterios de sobriedad, a la luz del bien común y la justicia, para construir un mundo más fraterno que reconoce y promueve los derechos de todos, especialmente de los más débiles; la sexualidad es vivida desde el evangelio, orientada a la delicadeza y a una vida matrimonial o célibe íntegra, gozosa, centrada en el amor (7b).

En el corazón, un compromiso: realizar el ideal evangélico del amor a Dios y al prójimo en las condiciones ordinarias de vida (8.1), con un estilo de relación marcado por la amabilidad y el clima familiar (18).


Los Salesianos Cooperadores promueven y defienden el valor de la familia, como núcleo fundamental de la Sociedad y de la Iglesia y se comprometen a construirla como Iglesia doméstica. Los Salesianos Cooperadores casados viven en el matrimonio su misión de cooperadores del amor de Dios creador y primeros y principales educadores de los hijos, según la pedagogía de la bondad propia del Sistema Preventivo de Don Bosco (8.3; 11).

En el apostolado juvenil se favorece un ambiente familiar en el que el diálogo constante, la presencia animadora, el acompañamiento personal y la experiencia de grupo ayudan a percibir la presencia de Dios (10.2).

El Salesiano Cooperador, viviendo la espiritualidad salesiana, promueve una experiencia práctica de comunión eclesial (14.2).

La vocación apostólica común y la pertenencia a la misma Asociación hacen a los Salesianos Cooperadores hermanos y hermanas espirituales. Unidos con un solo corazón y una sola alma viven, en efecto, la comunión fraterna con los vínculos característicos del espíritu de Don Bosco. Participan con alegría en la vida de familia de la Asociación para conocerse, crecer juntos, intercambiar experiencias de fe y elaborar proyectos apostólicos. Promueven la vida asociativa, acogiéndose recíprocamente (21).

La fidelidad vocacional del Cooperador está sostenida por el afecto y la solidaridad de los demás miembros de la Asociación y de la Familia Salesiana (30.1).

La Asociación es el instrumento para vivir la comunión plasmada en el PVA (33; 34)

 Misión

El Espíritu Santo inspiró el carisma salesiano para contribuir en la Iglesia a la salvación de la juventud: es la misión (1a; 4.1b).

Para responder a esa vocación apostólica, la Asociación de Salesianos Cooperadores asume un modo específico de vivir el evangelio y de participar en la misión de la Iglesia (2.1).

Los Salesianos Cooperadores se reconocen discípulos llamados y enviados a una misión concreta: contribuir activamente en la Iglesia para la salvación de la juventud, comprometiéndose en la misma misión juvenil y popular de Don Bosco (2.2a; 4.1b; 6).

Inspirados por el espíritu de las Bienaventuranzas, el compromiso es evangelizar la cultura y la vida social (7a); con la misericordia que abre el corazón a todas las miserias materiales y morales e impulsa a actuar con caridad pastoral. El propósito se orienta a ser constructores de paz en un mundo agitado por la violencia y los odios de clase (7b)


Los Salesianos Cooperadores realizan su apostolado a través de los compromisos cotidianos; discípulos de Cristo, que vino a servir, se comprometen a realizar el ideal evangélico del amor a Dios y al prójimo en las condiciones ordinarias de vida (8.1); practican la Doctrina Social de la Iglesia y la comunicación social para promover caminos educativos (8.4).

Sostienen la actividad misionera de la Iglesia y se comprometen por la educación en la universalidad como apertura al diálogo entre las culturas (8.5; 11).

El Artículo 9 despliega el servicio misionero para el Salesiano Cooperador: lleva por todas partes el compromiso de educar y evangelizar, para formar honrados ciudadanos, buenos cristianos y un día afortunados moradores del cielo, convencidos de estar siempre en camino hacia una mayor madurez humana y cristiana. Para ello, comparten con los jóvenes el gusto de vivir con autenticidad los valores de la verdad, la libertad, la justicia, el sentido del bien común y el servicio; los educan para encontrar a Cristo resucitado en la fe y en los Sacramentos, para crecer como hombres y mujeres nuevos. De ahí el compromiso de ayudar a los jóvenes a madurar un proyecto de vida para testimoniar su presencia cristiana y salesiana en la Iglesia y en la Sociedad (9).

Con el Sistema Preventivo de Don Bosco, los Salesianos Cooperadores promueven de diversos modos el bien y educan en el amor a la vida, a la responsabilidad, a la solidaridad, a la comunión de bienes, a la capacidad de compartir y a la comunión (10.2; 11). El Salesiano Cooperador se compromete a promover el humanismo salesiano para construir razones de esperanza y perspectivas de futuro para la persona y la Sociedad (14.1b).

Por la gracia de la caridad apostólica y pastoral, se hace presente entre los jóvenes la misericordia del Padre, el amor salvífico de Cristo y la fuerza del Espíritu Santo. Don Bosco la expresó en el lema: Da mihi animas, cetera tolle; la significó en el nombre de Salesianos, escogiendo como patrono a San Francisco de Sales, modelo de humanismo cristiano, de entrega apostólica y de amabilidad, promotor de la espiritualidad de los laicos (15.1).

Los Salesianos Cooperadores se sienten íntimamente solidarios con la sociedad en la que viven y en la que están llamados a ser luz, sal y fermento. Creen en los recursos interiores de la persona. Comparten los valores de su propia cultura y se comprometen para que sea guiada por el humanismo cristiano. Promueven las novedades con sentido crítico cristiano. Integran en su vida todo lo que es bueno, poniéndose a la escucha, sobre todo, de los jóvenes en el discernimiento de los signos de los tiempos (16.1).  Frente a los retos y dificultades socioculturales asumen una actitud crítica y constructiva. Se comprometen a difundir en la Sociedad una cultura cristiana y ética de la acogida y de la solidaridad (16.2).

Con la Promesa Apostólica el Salesiano Cooperador está dispuesto al servicio de la misión de la Iglesia (30.1).

La Asociación es el instrumento para vivir la misión plasmada en el PVA (33; 34).

 Participación

Inspirado por el Espíritu Santo, Don Bosco amplió la energía apostólica del carisma salesiano con la constitución del tercer grupo de su familia apostólica, los Salesianos Cooperadores; participan así del patrimonio espiritual que Dios dio a la Iglesia por medio de san Juan Bosco (1a; 4.1; 5; 14.1b).

Para responder a la vocación apostólica, los Salesianos Cooperadores asumen en su secularidad, un modo específico de vivir el evangelio y de participar en la misión de la Iglesia (2.1); corresponsables de la vitalidad del proyecto de Don Bosco en la Iglesia y en el mundo, los Salesianos Cooperadores aportan a la Familia Salesiana los valores específicos de su condición vocacional (5; 12).

Los Salesianos Cooperadores se comprometen en la misión juvenil y popular de la Iglesia; trabajan en colaboración por el bien de la Iglesia y de la Sociedad de forma fraterna y asociada (6; 12).


Por el bautismo estamos radicados en Cristo, participamos de su gracia; es una conciencia que necesitamos avivar, llamados a la perfección del amor, para vivir y dar testimonio de una vida según el Espíritu, como fuente de alegría, paz y perdón; con el ejercicio de nuestra libertad, obedecemos al plan de Dios (7). Por esto, los Salesianos cooperadores santifican su existencia en lo cotidiano y fortalecen su acción en la unión con Dios (17), con la oración y la liturgia sacramental (19).

Los Salesianos Cooperadores participan con alegría en la vida de familia de la Asociación para conocerse, crecer juntos, intercambiar experiencias de fe y elaborar proyectos apostólicos. Promueven la vida asociativa, acogiéndose recíprocamente (21); cada quien se siente responsable de la misión común y la desarrolla según sus condiciones de vida, capacidades y posibilidades, dando su valioso apoyo. En la Asociación se comparte la corresponsabilidad educativa y evangelizadora. Todos participan en las reuniones de programación y revisión de las distintas actividades, según la decisión de los responsables. Quienes están llamado a desempeñar cargos de responsabilidad, se comprometen a atender a los demás con fidelidad y espíritu de servicio; con responsabilidad y sentido de pertenencia, sostienen la autonomía económica de la Asociación para que pueda desarrollar su misión (22).

La comunión y la colaboración quedan también atendidas respecto a los demás grupos de la Familia Salesiana de Don Bosco, incluso con las demás asociaciones laicales del territorio cercano al propio Centro (23; 25).

El mismo sentido de pertenencia a la Asociación refleja el grado de convicción vocacional, como experiencia de fe en Cristo y de comunión eclesial (28); colaborando intensamente en las iniciativas apostólicas promovidas también por otras organizaciones eclesiales, religiosas y civiles (30.1).

La Asociación en su organización institucional, con las instancias de animación y coordinación, es el instrumento para vivir la misión plasmada en el PVA (33; 34).

 Una valiosa herencia (Art. 13)


El Salesiano Cooperador acoge el espíritu salesiano como don del Señor a la Iglesia y lo hace fructificar según su propia condición laical o ministerial (14.1).

Guiado por el Espíritu Santo, Don Bosco vivió y transmitió a los miembros de su Familia un estilo original de vida y de acción: el espíritu salesiano.

El espíritu salesiano es una típica experiencia evangélica, que tiene su fuente en el mismo corazón de Cristo, que impulsa a la entrega y al servicio a los que lo viven.

Se alimenta con el compromiso de la caridad apostólica, principio interior dinámico que unifica la pasión por Dios y la pasión por el prójimo.

Se sustenta en una espiritualidad sacramental, que se concreta en vivir con alegría y optimismo lo cotidiano y en un servicio responsable en la comunidad eclesial y en la Sociedad civil.

Requiere una exigente metodología ascética expresada con un rostro sereno y alegre como respuesta a la invitación de Don Bosco: trabajo y templanza.

 Asumir estas actitudes bautismales es el norte del proceso formativo que ofrece la Asociación con la inspiración y por la acción del Espíritu Santo[5] (27; 29; 32.2).

En la oración de la Promesa vienen expresadas las alianzas bautismales para vivir en la Iglesia sus dimensiones de Pueblo de Dios en camino de comunión, misión y participación; se trata del compromiso para ser fiel discípulo de Cristo en la Iglesia, trabajar por el Reino de Dios, especialmente con la misión juvenil y popular, en colaboración con la Iglesia local  y las demás fuerzas vivas apostólicas de la Familia salesiana (32.2)

Nos entregamos a la Virgen Inmaculada y Auxiliadora, guía de nuestra vocación apostólica, para ser verdaderos cooperadores de Dios en la realización de su designio de salvación. Pedimos a María, Auxiliadora y Madre del Buen Pastor, la ayuda y la fuerza necesaria para la salvación propia y de los jóvenes (14.3). Imitamos a María, cooperadora en la misión salvífica de su Hijo, el Salvador de la creación (20).

 








[1] Su Santidad FRANCISCO, Discurso para el Inicio del Proceso Sinodal (Roma, 9 de octubre de 2021)

[2] Se hace una lectura continuada de los Estatutos del Proyecto de Vida Apostólica (PVA), resaltando las expresiones explícitas y las referencias tácitas referidas a la comunión, la misión y la participación. Estas tres experiencias responden a dimensiones de la Iglesia, por lo que de igual modo se entretejen también en el PVA de la Asociación. En la estructura de los Estatutos, el capítulo II se dedica al compromiso apostólico, mientras que el capítulo IV define la comunión y la colaboración del Salesiano Cooperador.

[3] De ahora en adelante se omite la abreviación Est: solo se indican los números de los artículos del PVA; las letras refieren el párrafo del artículo citado.

[4] San Juan Pablo II, Novo millennio ineunte, 43.

[5] Se hace referencia al misterio de la Santísima Trinidad, por la comunión de amor entre las tres Personas, por la misión con la que ofrecen su amor a la humanidad y por la manera como participan en la salvación de la creación.

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25 de febrero - Santos Calixto Caravario, presbítero y Luis Versiglia

 

 Santos Calixto Caravario y Luis Versiglia

En uno de sus sueños, Don Bosco había visto subir al cielo dos grandes cálices con los que sus hijos regarían la misión salesiana en Oriente: uno estaba lleno de sudor y el otro de sangre. Algunas décadas más tarde, desde China, el P. Luis Versiglia escribiría a otro salesiano que le había regalado un cáliz: “Que el Señor me haga devolver a nuestra Pía Sociedad el cáliz que me fue ofrecido. ¡Que se desborde, si no con mi sangre, al menos con mi sudor!”.

Luis Versiglia, nacido en Oliva Gessi (Pavía) el 5 de junio de 1873, a la edad de doce años entró en el oratorio de Valdocco donde conoció a Don Bosco. En 1885 estudia con los salesianos de Don Bosco con la intención de ingresar en la universidad y ser veterinario. Permanece junto a Don Bosco por dos años y medio, se confiesa con él frecuentemente. Además, tiene el honor de leerle un discurso de felicitación el día de su último onomástico.

el ambiente empapado de religiosidad, el ardor misionero y la fascinación del propio Don Bosco, ya en los últimos años de su vida, transformaron el ánimo del muchacho al que, en fugaz encuentro en 1887, el santo le dijo: «Ven a verme, tengo algo que decirte»; pero Don Bosco ya no pudo hablar con él porque enfermó y murió. No obstante, el joven quedó tan prendado de la figura de Don Bosco que, para responder a la llamada vocacional, al final de sus estudios en Valdocco pidió «quedarse con Don Bosco», guardando celosamente en su corazón la secreta esperanza de poder ser un día misionero. A los 16 años emitió los votos en la Congregación Salesiana.

Pocos días después de la muerte de Juan Bosco, Luis asiste en la Basílica de María Auxiliadora a la imposición del crucifijo a los siete salesianos que partían a las misiones el 11 de marzo de 1888. Es aquí cuando decide convertirse en salesiano para ser misionero en un futuro. El 21 de diciembre de 1895 recibe la ordenación sacerdotal. Don Miguel Rúa lo nombró maestro de Novicios de Genzano, cerca de Roma.

En 1906 dirigió la primera expedición misionera salesiana a China. En 1918 los Salesianos recibieron la misión de Shiu Chow del Vicario Apostólico de Cantón. El P. Luigi Versiglia fue nombrado Vicario Apostólico y el 9 de enero de 1921 fue consagrado Obispo. Era un verdadero pastor, dedicado a su rebaño. Le dio al Vicariato una sólida estructura con un seminario, casas de formación, diseñando él mismo varias residencias y refugios para los ancianos y necesitados. Se ocupó con convicción de la formación de los catequistas.

El P. Callisto Caravario nació en Cuorgné (Turín) el 8 de junio de 1903 y fue estudiante del Oratorio de Valdocco. Todavía siendo clérigo, en 1924, partió para China como misionero. Fue enviado a Macao, y durante dos años a la isla de Timor, entusiasmando a todos por su bondad y celo apostólico. El 18 de mayo de 1929, Mons. Versiglia lo ordenó sacerdote.

Don Versiglia encontró en Macao un pequeño orfanato, propiedad del obispo local. En 12 años de trabajo, con la ayuda de una docena de hermanos y ampliando el terreno, lo transformó en una moderna escuela profesional para 200 alumnos internos, la mayor parte huérfanos, a quienes se preparaba para que aprendieran una profesión. En 1911, Don Versiglia inició también la misión de Heungshan, región entre Macao y Cantón. Su celo apostólico por la salvación de las almas alcanzó cotas heroicas entre los enfermos de peste bubónica y entre los leprosos.
Versiglia era incansable en su evangelización y con la ayuda de Sacerdotes enviados desde Italia organizaba los lugares a misionar. Fue Consagrado obispo en Cantón el 19 de enero de 1921 (algo que el particularmente manifestaba no ser digno, pero hasta la gente así lo aclamaban), a las fatigas de un ministerio pastoral en un territorio vastísimo y sin caminos, monseñor Versiglia añadió ásperas penitencias que llegaron a la flagelación hasta la sangre. En 1926, por invitación de los superiores de Turín, participó en el Congreso Eucarístico de Chicago. Una grave operación quirúrgica lo entretuvo durante un año en Estados Unidos. Cuando la salud se lo permitía, se ocupaba también de la propaganda misionera, dejando siempre una impresión extraordinaria.

Al volver a Shiu-Chow le habían preparado una novedad: la sede episcopal. Era una casa graciosa, al estilo chino, no lujosa, junto al Instituto Don Bosco, donde monseñor había siempre ocupado dos pequeñas habitaciones, alejadas de todo movimiento de los más de 300 alumnos. La nueva construcción le pareció un lujo y rechazó categóricamente el nombre de palacio episcopal. Se resignó a habitarlo con tal de que se llamara y fuese realmente «la casa del misionero», donde pudieran hallar acogida los misioneros enfermos y cuantos estaban de paso o venían para reuniones.

En 12 años de misión, de 1918 a 1930, el obispo Versiglia logró hacer prodigios en una tierra hostil a los católicos: fundó 55 estaciones misioneras primarias y secundarias frente a las 18 encontradas; ordenó 21 sacerdotes; formó 2 religiosos laicos, 15 Hermanas nativas y 10 extranjeras; dejó 31 catequistas (18 de ellas mujeres), 39 maestros (8 maestras) y 25 seminaristas. Administró el Bautismo a 3.000 cristianos convertidos, frente a los 1.479 que encontró a su llegada, Erigió un orfanato, una casa de formación para catequistas, una escuela de catequistas; el Instituto Don Bosco con escuelas profesionales, secundarias y de magisterio para muchachos; el Instituto María Auxiliadora para las muchachas; un asilo de ancianos, un orfelinato, dos dispensarios de medicamentos y la Casa del misionero como deseaba que se llamase a la sede episcopal. El obispo no se detenía ante nada, ni siquiera ante las carestías, las epidemias, los desafíos que se le presentaban a él y a sus colaboradores, no siempre humanamente recompensados: apostasías, calumnias, abandonos, incomprensiones, traiciones… Todo era superado gracias a una oración intensa y constante. Durante todos los años que dedicó a la China, monseñor Versiglia jamás se cansó de exhortar a sus sacerdotes a dialogar con el Señor y la Virgen María. No por casualidad mantenía una correspondencia con las monjas carmelitas de Florencia, pidiéndoles apoyo espiritual.

La situación política de China no era tranquila: la nueva República China, nacida el 10 de octubre de 1911, con el general Chang Kai-shek, había reportado la unidad a Cina, derrotando en 1927 a los «señores de la guerra» que tiranizaban a varias regiones. Pero la opresora infiltración comunista en la nación y en el ejército, mantenida por Stalin, había convencido al general a apoyarse en la derecha y a declarar ilegales a los comunistas (abril de 1927). Por este motivo la guerra civil se había reanudado. La provincia de Shiu-Chow, situada entre el Norte y el Sur, era lugar de paso o de parada de varios grupos combatientes entre sí y, por lo mismo, eran frecuentes los hurtos, los incendios, las violencias, los delitos, los secuestros. Era también difícil distinguir, en estas bandas que saqueaban, a los soldados prófugos, a los mercenarios, a los asesinos a sueldo, a los piratas que se aprovechaban del caos. En estos tristes tiempos también los extranjeros arriesgaban su vida y se les llamaba con desprecio «diablos blancos».

 Los misioneros, por lo general, eran amados por la gente más pobre y las misiones eran el lugar de refugio en los momentos de saqueo. Pero los más temibles eran los piratas que no tenían miramientos con nadie, y los soldados comunistas para los que la destrucción del cristianismo era un programa. Por esta razón en los viajes necesarios para las actividades misioneras en los diversos y diseminados pueblos, los catequistas y las catequistas, las maestras y las muchachas, no se ponían en viaje si no iban acompañadas por los misioneros.

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Sentido Cuaresmal



 Otra vez nos acercamos a la Cuaresma, al *tiempo del arrepentimiento*, de la *conversión*, al  tiempo de la *reconciliación* con Dios, nuestro Señor. 

El arrepentimiento y la conversión son el comienzo, y, al mismo tiempo, la finalidad de una vida verdaderamente cristiana. 

*”Arrepentios,”.* fue la primera palabra de Jesús cuando comenzó a predicar (Mateo 4:17) 

Pero, ¿*qué es el arrepentimiento? * 

En medio de las preocupaciones de nuestra vida diaria, no tenemos tiempo para pensar en ello, sencillamente tómanos por dado que debemos confesarnos, recibir la absolución y luego olvidarnos de ello hasta el año próximo. 

 Sin embargo, la Iglesia ha establecido un período de siete semanas como un tiempo especial de penitencia y conversión e invita a cada uno de nosotros a vivir un tiempo especial de empeño espiritual. 

Y esta invitación, necesariamente tendrá gran significación para mí, para mi vida, mi fe y mi testimonio como creyente. Debo impregnarme de actitudes y pensamientos emotivos que me me preparen a vivir plenamente los días por venir.

*Y qué la conversión?* es un cambio en la manera ver y sentir la vida desde el Evangelio … Es reconocer la misericordia, la compasión y la bondad de Dios, nuestro Señor con cada uno de nosotros 


Es una peregrinación admirable a las mismas fuentes del Evangelio, un redescubrimiento de un modo de vivir verdaderamente cristiano. 

 Que este período de cuarenta días esté lleno, tanto como sea posible, de significación profunda y espiritual para cada uno de nosotros a través de la oración, la fraternidad y la convivencia.

Pedro Monsalve SSCC

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Aspirantes en Formación Comprometidos

  



Mariela de Salas, Darwin Salas y Marianela González son aspirantes a Salesianos Cooperadores de Duaca y como parte de su apostolado se encuentra en el Colegio Rosina Grimaldi del Municipio Crespo, Estado Lara.  Haciendo presencia dinámica del ADN salesiano. Así nos presentan la actividad realizada estos hermanos.

 El Colegio Rosima G. está inspirado en un oratorio festivo gracias que un niño de nombre Juanito Bosco, lleno de sueños, ideales y alegría. Haciendo de saltimbanqui que siempre buscaba encontrar amigos a través de su juego. Él definió la palabra saltimbanqui como 

"ser alguien que no tiene miedo a innovar, que nunca agacha la cabeza y se rinde, es ser alguien que busca nuevas alternativas para seguir luchando por lo que quiere, es hacer aquello que contagia alegría, una alegría que la viven los demás y uno mismo juntos, no por separado, ser saltimbanqui es CREAR". 

Esta filosofía de vida es la que quiere transmitir el Colegio Rosina Grimaldi a sus alumnos, para que logren ser mejores personas y dejen una huella imborrable en la vida de los demás. Estamos agradecidos a Dios por los espacios que nos brinda para educar a nuestros niños con calidad y para siempre.

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Fiesta Salesiana en Guiria



Desde el Oriente Venezolano, Güiria estado Sucre les compartimos las experiencias que hemos vivido en este tiempo de explosión salesiana.





Como fermento en la familia humana de hoy nuestro carisma sigue creciendo y se va extendido llegando a niños, jóvenes y adultos...Agradecemos a Dios la fecundidad del legado espiritual de nuestro fundador San Juan Bosco, que continúa siendo significativo en el hoy de nuestra historia.

En esta tierra de gracia, las diversas ramas de nuestra familia: Cooperadores salesianos, Hijas de María Auxiliadora, Animadores del movimiento juvenil Salesiano son sal y luz en este rincón de nuestro país, ellos con su alegría, entusiasmos y esperanza contagian y transmiten el carisma

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Como Fermento en Amazonas

 


El sábado 4 de febrero 2023, se llevó a cabo un encuentro en el Centro de Capacitación Laboral Don Bosco en Puerto Ayacucho, Amazonas, en la que participaron todos los grupos de la familia salesiana: SDB, FMA, ADMA, el grupo juvenil JMJ, las Damas Salesianas y los Salesianos Cooperadores.

Este encuentro estaba programado desde diciembre del año pasado con el objetivo de compartir el aguinaldo del rector mayor y formarse juntos como familia salesiana. Duró desde las 8:30 a.m. hasta las 11:30 a.m.

El padre Ely Ponce comenzó la reunión con una oración y una introducción al tema del aguinaldo del rector mayor, que trata sobre "Ser levadura en la familia humana de hoy". 


El profesor Hugo, Salesiano Cooperador en formación, dio inicio a un canto dinámico que puso a todos a bailar y cantar. Explicaron sobre el tema y la dimensión laical de la Familia de Don Bosco, destacando la gran oportunidad que tenemos la Familia Salesiana de estar cada día con un gran número de jóvenes y sus familias, fuente de compromiso con la vida y de esperanza en la realidad existencial de hoy.





Nuestro Rector Mayor, P. Ángel Fernández Artime sugiere ser fermento, a través de pequeños gestos cotidianos hechos con amor y exhorta a todos a seguir siendo la levadura diaria en la preparación del pan sabroso de la misión salesiana en el mundo.

Hubo aplausos y se continuó con la presentación de cada grupo, así pasaron las horas.



La actividad culminó con un refrigerio compartido por todos. Fue espectacular compartir no solo el tema, sino también la fraternidad, ver rostros, vocaciones, risas, juegos y talentos. La experiencia vale la pena repetirse, si Dios quiere.




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