Otra vez nos acercamos a la Cuaresma, al *tiempo del arrepentimiento*, de la *conversión*, al tiempo de la *reconciliación* con Dios, nuestro Señor.
El arrepentimiento y la conversión son el comienzo, y, al mismo tiempo, la finalidad de una vida verdaderamente cristiana.
*”Arrepentios,”.* fue la primera palabra de Jesús cuando comenzó a predicar (Mateo 4:17)
Pero, ¿*qué es el arrepentimiento? *
En medio de las preocupaciones de nuestra vida diaria, no tenemos tiempo para pensar en ello, sencillamente tómanos por dado que debemos confesarnos, recibir la absolución y luego olvidarnos de ello hasta el año próximo.
Sin embargo, la Iglesia ha establecido un período de siete semanas como un tiempo especial de penitencia y conversión e invita a cada uno de nosotros a vivir un tiempo especial de empeño espiritual.
Y esta invitación, necesariamente tendrá gran significación para mí, para mi vida, mi fe y mi testimonio como creyente. Debo impregnarme de actitudes y pensamientos emotivos que me me preparen a vivir plenamente los días por venir.
*Y qué la conversión?* es un cambio en la manera ver y sentir la vida desde el Evangelio … Es reconocer la misericordia, la compasión y la bondad de Dios, nuestro Señor con cada uno de nosotros
Es una peregrinación admirable a las mismas fuentes del Evangelio, un redescubrimiento de un modo de vivir verdaderamente cristiano.
Que este período de cuarenta días esté lleno, tanto como sea posible, de significación profunda y espiritual para cada uno de nosotros a través de la oración, la fraternidad y la convivencia.
Pedro Monsalve SSCC



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