Hace 30 años vivimos en el Amazonas venezolano… Vivir en ese territorio significa compartir el día a día con las diferentes comunidades indígenas de diversas etnias… Ellos están en constante movimiento para garantizar su vida y su actividad laboral… Se mueven por la selva sembrando, recolectando, cazando, pescando de manera espontánea y libre… Todo fluye en ellos con naturalidad y simplicidad … Toda su vida se mueve entre sonrisas, serenidad, carencias, alegría y sufrimientos… Se dejan llevar por el Espíritu dador de vida y fuente de una convivencia armoniosa con el río Orinoco, con la naturaleza, el cosmos, la ecología y la madre tierra…Nos han enseñado a dejarnos llevar y buscar siempre lo esencial, lo fundamental, lo estrictamente necesario… Una espiritualidad basada en la superación de las carencias externas y en la sonrisa permanente nacida de su sencillez y su libertad… De qué viven, me preguntó un turista.. A mi me nació responder: * Viven de la Vida*..



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